Índice

Presentación

Introducción al sufismo

La vida de Šayj Tiŷānī

El método tiŷānī

Las condiciones de la Ṭarīqa

Escritos

Enlaces

Luces sobre la Tiŷāniyya y los Tiŷānī

Una defensa de la Vía Tiŷāniyya

Por

Šayj al-Islām Ibrāhīma Nyasse

(Dios Altísimo esté complacido de él y por él de nosotros)

(Traducido y adaptado por el C.E.F.T. de http://www.geocities.com/ganesamblo/bayan.htm LE GROUPE D'APPRENTISSAGE, DE RECHERCHES ET DE SERVITUDE DANS l'ISLAM [GARSIS])

 


 

Índice

  1. Preámbulo

  2. Definición de la arīqa Tiŷāniyya

  3. Un texto de Ibrāhīm al-Riyāḥi que define la Vía

  4. La Carta Magna

  5. El discípulo Tiŷānī y el Corán

  6. El discípulo Tiŷānī y la anegación del tiempo en el ḏikr

  7. La Šarīʿa: el criterio del Tiŷānī

  8. Una Vía de conocimiento

  9. Una Vía de esfuerzo (Ŷihād) en el sendero de Dios

  10. Una intriga contra Šayj Aḥmad al-Tiŷānī

  11. Descripción del Sello de los Santos por al-Tirmīḏī

  12. Elogios del Šeij Aḥmad al-Tiŷānī por parte de los Sabios

  13. Los discípulos Tiŷānī, eminencias entre los sabios

  14. La refutación de la Tiŷāniyya: una injusticia deliberada

  15. La contestación según la comprensión

  16. El apego de los Tiŷānī al Corán y a la Sunna

  17. Los Tiŷāni entre los que invocan mucho a Dios

  18. La Tiŷāniyya es una malāmatiyya

  19. Las invocaciones de la Tiŷāniyya no son una innovación

  20. Las letanías de la Tiŷāniyya son muammadianas

  21. Las letanías de la Tiŷāniyya provienen de la Sunna

 

 1 – El peso del Tahlīl en la balanza

 2 – La recompensa del Tahlīl es un favor de Dios

 3 – La šahāda es la mejor acción

 4 – Quien pronuncia la šahāda entra en el Paraíso

 5 – La šahāda expía los pecados

 6 – La šahāda borra los pecados

 7 – La šahāda es una escapatoria (del Infierno)

 8 – La šahāda purga el juramento

 9 – La šahāda es una inviolabilidad

10 – La šahāda es un tesoro

11 – La šahāda en la oreja de un pez

12 – La šahāda expuesta en el Paraíso

  1. Conclusión


  1. Preámbulo

Alabado sea Dios, el Señor de los Mundos.

Y que Dios bendiga y dé la paz al mejor de los Profetas, a su Familia y a sus Compañeros, así como a todos los que han seguido y seguirán sus pasos hasta el Día del Juicio Final.

قُلْ هَـذِهِ سَبِيلِي أَدْعُو إِلَى اللّهِ عَلَى بَصِيرَةٍ أَنَاْ وَمَنِ اتَّبَعَنِي وَسُبْحَانَ اللّهِ وَمَا أَنَاْ مِنَ الْمُشْرِكِينَ 108. سورة يوسف

Di: «Éste es mi camino. ¡Llamo a Al·lāh! Clarividencia para mí y para los que me siguen. ¡Gloria a la trascendencia de Al·lāh! Yo no soy de los asociadores». Azora de Yūsuf, 12:108.

  1. Definición de la Ṭarīqa Tiŷāniyya

La Vía [ṭarīqa] que el šayj Aḥmad ibn Muḥammad al-Tiŷānī (t) ha transmitido a sus dichosos compañeros, que ha sido difundida en el mundo entero por sus más grandes representantes, y por la que Dios ha fortalecido el Islām en muchos lugares, se fundamenta simplemente en tres letanías [ḏikr]: la fórmula de arrepentimiento [astagfiru-l·lāh], la oración sobre el Profeta (cualquier fórmula es buena), y la fórmula que expresa la Unicidad de Al·lāh [al-kalimatu-l-ṭayyibatu]: Lā ʾilāha ʾil·lā-l·lāh.

En nuestros libros, en más de una ocasión hemos tratado de manera extensa lo que concierne a esta Vía en particular, y a la espiritualidad musulmana (al-ṭaṣawwuf) en general. El lector puede, por ejemplo, consultar nuestra obra titulada: [Kāšifu-l-ilbās ʿan fayḍati-l-jatimi ʾAbī-l-ʿAbbās], en la que estos temas han sido tratados con detalle, y esto por la gracia de Dios sobre nosotros y sobre los hombres.

Uno de los eminentes hombres de esta Vía, y a la vez Šayj al-Islām[1] en tierras tunecinas, nuestro maestro Ibrāhīm ibn ʿAbd al-Qādir al-Riyāḥī (t) (m. 1266 H.), ha definido esta ṭarīqa en términos precisos, breves y completos. Aquí reproducimos su definición, que proviene de un extracto de una ʾiŷāza[2], que él concedió en 1244 H. al Šayj Abū al-ʿAbbās ibn Aḥmad ibn Sayyid Ṭahir al-Ṣulayqī, y que el gran Sabio y Muftī de Túnez el šayj Muḥammad Fāḍil ibn ʿĀšūra tuvo la amabilidad de mostrarnos.

  1. Texto de Ibrāhīm al-Riyāḥī que define la vía

La Vía del šayj Aḥmad al-Tiŷānī (t) consiste en:

  • Decir una vez el taʿawwuḏ para pedir la protección de Dios contra el demonio,

  • Luego la basmala una vez,

  • Luego decir cien veces una oración sobre el Profeta (t) (ṣalāt ʿalā al-nabī). Se puede utilizar cualquier fórmula, pero la oración que más se practica en la Tiŷāniyya es la Oración del que abre (ṣalāt al-fātiḥi). Es la mejor oración ya que contiene unos beneficios inmensos,

  • Finalmente, decir cien veces la fórmula del Tahlīl: Lā ilāha ʾil·lā Al·lāh.

Harás esto después de la oración de la mañana [faŷr] y después de la oración de la tarde [ʿaṣr], conformándote así a la prescripción divina:

وَاذْكُر رَّبَّكَ فِي نَفْسِكَ تَضَرُّعاً وَخِيفَةً وَدُونَ الْجَهْرِ مِنَ الْقَوْلِ بِالْغُدُوِّ وَالآصَالِ وَلاَ تَكُن مِّنَ الْغَافِلِينَ 205. سورة الأعراف

Invoca a tu Señor en tu alma, humilde y temerosamente, a media voz, mañana y tarde, y no seas de los despreocupados (7:205).

Luego recitarás la waẓīfa una vez cada veinticuatro horas. La waẓīfa consiste en:

  • Recitar treinta veces la fórmula de arrepentimiento siguiente: “Vuelvo hacia Dios, el Inmenso, fuera del cual no hay Dios, el Viviente, el Sublime”,

  • Luego recitar cincuenta veces la Oración del que abre (ṣalāt ul-fātiḥi),

  • Luego recitar la fórmula del tahlīl cien veces,

  • Finalmente recitar la Perla de la Perfección (ŷawharatu-l-kamāl) doce veces.

  1. La Carta Magna Tiŷānī: El respeto de las obligaciones divinas

La Carta Magna de esta Vía (ṭarīqa) se basa en el respecto absoluto de las obligaciones divinas, y sobre todo de los cinco pilares de la Religión, de los cuales el más importante es la realización de las cinco oraciones diarias habiéndose previamente purificado con agua, tal y como lo indica la Orden Divina:

وَأَقِيمُواْ الصَّلاَةَ وَآتُواْ الزَّكَاةَ وَارْكَعُواْ مَعَ الرَّاكِعِينَ 43. سورة البقرة

¡Haced la ṣalāt, dad la zakāt e inclinaos con los que se inclinan! (2:43).

Estas oraciones deben hacerse respetando todos los requisitos, en asambleas sunnitas, fuera de las asambleas de innovadores tal y como lo indica el final del versículo: “e inclinaos con los que se inclinan”.

Las oraciones deben hacerse en las horas prescritas:

فَإِذَا قَضَيْتُمُ الصَّلاَةَ فَاذْكُرُواْ اللّهَ قِيَاماً وَقُعُوداً وَعَلَى جُنُوبِكُمْ فَإِذَا اطْمَأْنَنتُمْ فَأَقِيمُواْ الصَّلاَةَ إِنَّ الصَّلاَةَ كَانَتْ عَلَى الْمُؤْمِنِينَ كِتَاباً مَّوْقُوتاً 103. سورة النساء

... la oración se ha prescrito a los creyentes en tiempos determinados (4:103),

y con devoción:

قَدْ أَفْلَحَ الْمُؤْمِنُونَ 1 الَّذِينَ هُمْ فِي صَلاَتِهِمْ خَاشِعُونَ 2. سورة المؤمنون

¡Bienaventurados los creyentes, que hacen su oración con humildad! (23:1-2).

  1. El discípulo Tiŷānī y el Corán

Además de estas obligaciones divinas, el discípulo Tiŷānī debe tener una relación muy íntima con el Corán a través de la lectura litúrgica, del aprendizaje y de la interpretación. Si se trata de un ḥāfiẓ, es decir de alguien que ya ha memorizado la totalidad del Sagrado Corán, debe intentar leerlo entero cada semana, y si puede, cada tres días; ya que esto es más completo. La lectura del Corán es la mejor manera de acercarse a Dios, como lo indican la visión que tuvo el Imām Aḥmad Ibn Ḥanbal (t), el Corán él mismo, la Sunna de nuestro Profeta (r), el consenso de los Sabios (ʾiŷmaʿ), la razón y la jurisprudencia.

Para aquél que no puede leer el Corán en tres o siete días, el mínimo consiste en leer al menos dos ḥizb[3] por día. El que no puede leer ni eso, leerá como mínimo algunos versículos cada día.

  1. El discipulo Tiŷānī y la anegación del tiempo en el dikr

Según las enseñanzas de la ṭarīqa, se recomienda fuertemente sumergir su tiempo en el ḏikr de Al·lāh el Altísimo. El mejor ḏikr es aquél que viene del Corán, como por ejemplo:

  • al-bāqiyāt ul-ṣāliḥāt: subḥāna Al·lāh, wa al-ḥamdu li-Al·lāh, wa Al·lāhu akbar,

  • o la fórmula: Lā ilāha illā Al·lāhu, waḥdahu, lā šarīka lahu, después de cada oración.

  1. La Šarīʿa: el criterio del Tiŷānī

No obstante la claridad de esta ṭarīqa, y la evidencia de que proviene realmente del Corán y de la Sunna, algunos empezaron a criticar al Šayj al-Haŷŷ ʿAlī Ḥarāzim (t), autor del libro La quintaesencia de los significados (Ŷawāhir ul-Maʿānī), simplemente porque se extendió sobre los favores divinos contenidos en esta ṭarīqa y las proezas de sus bienaventurados seguidores. Esta gente no pudo soportar la extensión de estos favores. Entonces los negaron y exageraron hasta el punto de denigrar personalmente al Šayj Aḥmad al-Tiŷānī (t) él mismo. No obstante, fue él el que, precisamente, declamó al mundo su célebre frase:

 

“Pesad cada una de mis palabras en la balanza de la šarīʿa. Conservad lo que se conforma a ella, y rechazad todo lo que sobrepasa”.

Esta frase hace desvanecerse toda crítica fundada realmente sobre bases islámicas.

  1. Una Vía de conocimiento

Muchas consecuencias se derivan de esta declaración. La más importante puede resumirse así: Šayj Aḥmad al-Tiŷānī (t) obliga a sus discípulos no solamente a adquirir la ciencia, pero además a profundizarla en la medida de las posibilidades de cada uno., ya que sólo el sabio puede pesar en la balanza de la Šarīʿa, y así juzgar según la palabra de Al·lāh y la de Su Mensajero ().

La ṭarīqa Tiŷāniyya se funda pues sobre la ciencia y la sabiduría. Así pues, si alguien que dice seguir al Šayj Aḥmad al-Tiŷānī (t) comete una innovación condenable, ésta no se le puede imputar a nadie más que a él mismo, y no al Šayj. Por su declaración histórica, el Šayj se ha desvinculado de toda responsabilidad en un caso como este, y ha consolidado su camino y sus actos en la Sunna, tal y como todo el mundo lo reconoce.

  1. Una Vía de esfuerzo (Ŷihād) en el sendero de Dios

Está escrito en el libro El Islām: el camino recto, página 109:

“En el siglo siete de la Hégira, es decir en el siglo trece de la era cristiana, Sokoto, en Nigeria, era un centro cultural islámico reconocido. Cinco siglos más tarde, con la ayuda de los hermanos sūfīs (tiŷānī) de Marrakesh, la expansión (del Islām) conoció una nueva impulsión que culminó con la creación del Estado de Sokoto, al que se sometió la mayoría de los negros del África occidental”.

  1. Una intriga contra Šayj Aḥmad al-Tiŷānī: el intento de alteración de la obra ŷawāhir ul-maʿānī

Poseo un ejemplar del libro Ŷawāhir ul-Maʿānī, escrito de la mano del autor, el Jalifa al-Haŷŷ ʿAlī Ḥarāzim Barrāda (t). Estando en Fez en 1329 H., mi maestro y padre, el Jalifa Tiŷānī de Senegal, el-Haŷŷ ʿAbdal·lah ibn Sayyidī Muḥammad (t), se encontró con Sayyidī al-Bašir ibn Sayyidī Muḥammad al-Ḥabīb ibn Aḥmad al-Tiŷānī (t) (que Dios lo guarde). Éste le ofreció el ejemplar del libro que ahora está en mi posesión, afirmando que esta copia estuvo en posesión del Šayj Aḥmad al-Tiŷānī (t) él mismo durante dieciséis años.

La versión impresa, más difundida entre los hermanos, contiene muchas cosas extranjeras a la versión original. Me he dado cuento de ello enseñando varias veces este libro a grupos de discípulos avanzados, en presencia de grandes eminencias de la Tiŷāniyya. Leía mi ejemplar manuscrito, y ellos seguían mi lectura en la versión impresa. Intentaba continuamente alertarles de las alteraciones. Como ejemplo de estas añadiduras, podemos citar la parte intitulada al-Maqṣad ul-aḥmadī, que no figura en mi ejemplar.

Informé al Jalifa Tiŷānī del Cairo el Šayj Muḥammad al-Ḥāfiẓ de este descubrimiento. Tomó prestado mi ejemplar y lo leyó con un grupo de sabios tiŷānī, entre los cuales estaban los maestros de la ciudad de Ismaʿīliyya. Pudieron confirmar mi constatación comparando con la versión impresa. Este Jalifa me pidió que le notificara todo esto en un escrito que él guardaría y que podría enseñar en caso de necesidad. Y así lo hice.

Estoy dispuesto a ayudar a toda persona que quiera llevar a cabo una investigación en este sentido, ya que este ejemplar original se quedará conmigo, y por ello doy gracias a Al·lāh. Además, he leído el ejemplar de Šayj Muḥammad al-Ḥāfiẓ al-Tiŷānī al-ʿAlawī al-Šingītī[4] (t), y he visto que era conforme al mío.

De todas maneras, el intento de alteración de los libros de los sabios musulmanes añadiendo inexactitudes, falsedades o mentiras, no es algo nuevo para los investigadores. Al-Šaʿrānī, hablando del Šayj Muḥyi ud-dīn al-ʿArabī al-Ḥātimī (t), dice en su libro La sutilidad de los dones (Laṭā’if ul-mannān), en la página 121 del volumen I: “...Ciertamente quisieron hacerle decir un conjunto de cosas contrarias a la Šarīʿa en su libro Las Revelaciones de Meca (al-Futūhāt al-makkiyya), y en su libro al-Fuṣūṣ...”. Las razones de estas intrigas son diversas. Pero gracias a Dios, estamos atentos y alerta en nuestra ṭarīqa bendita, la ṭarīqa Tiŷāniyya Muḥammadiyya.

[El autor señala aquí el libro de Aḥmad Sukayriŷī Ŷannāt ul-muntasab, dedicado a las mentiras atribuidas indiscriminadamente al Šayj Aḥmad al-Tiŷānī, y publicado en el Cairo bajo la supervisión del Šayj Muḥammad al-Ḥāfiẓ al-Tiŷānī]

  1. Descripción del Sello de los Santos por al-Tirmīḏī

En su libro El Sello de los Santos (Jatm ul-awliyā’i), al-Tirmiḏī (t) (m. en 279 H.) escribe, en la página 279, lo siguiente:

“Le preguntaron: descríbenos aquel iluminado (místico) que posee la Imāma (la primacía) y el estandarte de los Santos (awliyā’), y del que dependen todos los otros Santos para la intercesión, así como los Profetas (u) dependen de nuestro Profeta Muḥammad (). Respondió él: En cuanto a su descripción, ya os la he dado.

Le dijeron también: ¿Porqué supera a todos los Santos, hasta el punto de que todos lo necesitan a él? Él respondió: Porque ha recibido el Sello de la Santidad, y se ha vuelto así la prueba de Dios sobre los Santos; ya he recordado al principio de este libro las razones de este sello, y que se resumen esencialmente en el hecho de que la Profecía a ha sido otorgada a los Profetas, y no el Sello.

Estos destinos (Profetas) no escapan totalmente a los vicios del alma carnal y a sus contaminaciones. Recibieron entonces a un Profeta (el Profeta de los Profetas) que concluye toda la Profecía, del mismo modo que un contrato escrito se sella (y firma) para que la gente no pueda añadir o quitar lo que sea; ya he descrito esto en lo que precede.

Dios hace seguir a este Santo el camino de Muḥammad (), cuya Profecía está sellada por el Sello de Dios. Así como Muḥammad () es el argumento de Dios contra los otros Profetas (u), este Santo es también el argumento de Dios contra los otros Santos, hasta tal punto que Dios les dice: “Os he dado la santidad, y no la habéis librado completamente de la influencia del alma carnal. He aquí más débil que vosotros, más joven, que ha realizado la santidad con una sinceridad total, y que no le ha dado ninguna parte al alma carnal”. Todo esto sucedió en el mundo invisible (gayb) por la gracia de Dios hacia Su servidor cuando le dio el Sello, para la consolación de Muḥammad (), para que el Día del Juicio, Satán se quede solo y desamparado, y el alma carnal pierda toda esperanza y permanezca velada. Aquel día, los Santos se alegrarán del favor que se les hace; y cuando venga el pavor, él (el Sello de los Santos) no será deficiente. Muḥammad () vendrá con su sello para traer la inmunidad contra este pavor. Entonces vendrá este Santo con su sello, trayendo con él la salvación por la veracidad de su santidad. Por esta razón los Santos lo necesitan.

El Sello de los Santos tiene una posición prodigiosa, y, de una manera más general, el Hombre tiene una posición elevada. Su creación es una cosa inmensa, simplemente porque Dios creó a Adán con Su Mano y lo nombró como Su Lugarteniente (jalīfa) en la tierra. Es generalmente admitido que un lugarteniente posee un ramo del poder del Gran Rey”.

  1. Elogios del Šeij Aḥmad al-Tiŷānī por parte de los Sabios

En mi libro Aviso a los Puros (Tanbīh ul-azkiyāʾ) ya he expuesto una serie de apreciaciones de sabios musulmanes del Norte de África y de otras regiones, sobre el Šayj Aḥmad al-Tiŷānī (t). Vuelvo a dar aquí alguna de ellas ya que no deseamos extendernos sobre el tema.

Los sabios de esta religión y los grandes maestros verídicos de todos los países, gente que non podemos sospechar de dar falsos testimonios, han elogiado al Šayj Aḥmad al-Tiŷānī (t). Todos estos elogios se refieren a su ciencia y a su conocimiento de Dios (gnosis).

a – Elogios de los sabios del Magrib

1. En su libro Los Nobles (Al-ʾAšrāf), el gran sabio Ḥamdūn ibn ul-Ḥāŷŷ afirma que su padre elogiaba al Šayj Aḥmad al-Tiŷānī (t) por su ciencia et su conocimiento de Dios. Lo consideraba como uno de los Maestros realizados en la Religión. Sobre él compuso estos versos:

Y menciona también a la luna resplandeciente, a la claridad de Abū

al-ʿAbbās, quiero decir Aḥmad al-Tiŷānī

El Sol de la Nobleza, el Polo del círculo de la guidanza

Plena luna de la beatitud, estrella del embellecimiento

Mar de la generosidad que nos gratifica con sabiduría, él el cenit,

Como el diamante entre las piedras y las coronas

Belleza, Imām, se ha elevado en muchos grados

En las acciones piadosas, y no se ha demorado.

2. El Šayj al-Ṭālib ibn al-Ḥaŷŷ, en su comentario del libro El Guía (al-Muršīd) ha dicho, comentando la frase “Es una obligación el creer en la autenticidad de los Profetas”, lo siguiente: “Sayyidī Šayj Aḥmad al-Tiŷānī, el gnóstico, que Dios nos haga beneficiar de sus bendiciones…”.

3. En su libro El brebaje presente y el secreto esperado en las fuentes de algunos sabios del siglo trece (al-šarbu al-muḥtaḍar wa al-sirru al-muntaẓar min maʿīni baʿḍi ahli al-qarni al-ṯāliṯa ʿašara), el gran sabio, completo y noble, Ŷaʿfar ibn Idrīs al-Kitānī, ha dicho lo siguiente: “Entre ellos, el Santo, el Célebre, el Polo, el Desprovisto de ambigüedad, el Grande, el Salvador, el Devoto, Abū-l-ʿAbbās, Sayyidī Aḥmad al-Tiŷānī...”. Y ha añadido: “...sus cualidades son grandísimas, sus estados espirituales prodigiosos, su estación en la santidad elevadísima...”.

4. En la página 180 de la primera parte de su obra El alivio de las almas (Salwat ul-anfās), el sabio influyente, Muḥammad Ŷaʿfar al-Fāsī al-Madanī al-Ḥassanī al-Kitānī ha dicho lo siguiente: “El Šayj que ha alcanzado el recinto precintado de Dios, el Modelo, el Realizado, el Piadoso, el Grande, el Gnóstico Consagrado, la Montaña de la Sunna[5], el Signo de los Bien Guiados y Temerosos de Dios, el Gran Sabio sumamente receptivo, el Asociado, el Inteligentísimo, el que ha conseguido reunir el exoterismo (šarīʿa) y el esoterismo (haqīqa)...”.

5. En su libro Rechazo de la condenación de aquél que ha prohibido la práctica del Ḥadīth débil para las obras meritorias (Raf’u al-ʿitābi wa al-malām ʿan man qāla: al-ʿamalu bi-l-daʾīf ijtiyāran ḥaram), en la página 53, el Šayj Abū ʿAbdal·lāh Maḥmad al-Qādirī describe así su Šayj: “El gnóstico, mi maestro, Aḥmad al-Tiŷānī”. Del mismo modo, en su comentario al poema al-Burda del Imām al-Buṣayrī (t), dice que su padre le recomendó amar al Šayj Aḥmad al-Tiŷānī (t). Además de todo esto, dijo: “Conoció a su maestro y al maestro de su padre Abū-l-ʿAbbās Aḥmad al-Tiŷānī, y atestó que él amaba a este Šayj”. Eran estas gentes sabios de Fez.

6. En su libro La Investigación (al-ʾIstiqṣā), el gran sabio, el célebre, el genealogista, Aḥmad al-Nāṣirī al-Lāwī, que Dios lo tenga en Su misericordia, ha dicho en la página 137, de la parte 4, “que el Šayj Aḥmad al-Tiŷānī está lleno de compostura y que influye sobre las ciencias”. En la página 146 de la misma página, dice: “Cuando se explica la prohibición de visitar a los Santos [con el fin de sacar de ellos un provecho espiritual] detenidamente, correctamente y sin ambigüedades, evitando toda polémica, (se entiende que esta prohibición) es totalmente pertinente, y no contradice en nada los fundamentos de la Ley Divina (šarīʿa). Este punto de vista es el del jurista y místico Abū-l-ʿAbbās Aḥmad al-Tiŷānī, que ha prohibido a sus compañeros la visita a otros santos”. Finalmente, en la página 150 de la misma parte, dice: “El Šayj, el Gnóstico, el Imām, Abū-l-ʿAbbās al-Tiŷānī, Guía supremo de la ṭarīqa Tiŷāniyya”.

 b – Elogios de sabios tunecinos

En su libro Safwat ul-iʿtibār bi-mustawdaʾi al-amṣār, en la página 32, el Šayj Muḥammad al-Bayram al-Jāmis al-Tūnisī al-Misrī (m. en Egipto en 1370 H.), ha descrito así el Šayj:

El Polo, el Virtuoso, Aḥmad al-Tiŷānī (t)

Y recuerda un poema en el que Aḥmad al-Tiŷānī (t) llama a Dios cuando encontró ciertas dificultades en Túnez.

c – Elogios de los sabios de Šam (Siria)

1) En la página 349, parte 1, de su libro Colección de algunos prodigios de los Santos (Ŷāmiʿu karāmāti al-awliyāʾ), el Imām, el Excelente, el Amante, el Realizado, Yūsuf al-Nabahānī describe así al Šayj: “Guía de los gnósticos, una de las eminencias de entre los Santos ”.

En su libro La felicidad de los dos mundos (Saʿādat ul-dārayni), ha dicho: “El Šayj Aḥmad al-Tiŷānī es de aquellos que han recibido sus letanías y oraciones (awrād wa aḏkār) directamente del Profeta () en estado de vigilia”. Y recordó en su libro algunas particularidades notables de la oración la “Perla de la Perfección” (Ŷawhārat ul-kamāl).

2) Otro sabio, el célebre y ejemplar Muḥammad Fāl ibn Muḥammad ibn Aḥmad al-ʿĀqil, ha dicho: “Aḥmad, más conocido con el nombre de al-Tiŷānī dotado de conocimiento, de secretos y de gnosis”.

3) ʿAbdal·lah ibn Aḥmad Dām, reconocido por su alto rango entre sus contemporáneos de capital y de provincia, describe al Šayj y a su ṭarīqa en el poema siguiente (del que damos los primeros versos):

Allá ellos los que ponen en entredicho la ṭarīqa de al-Tiŷānī;

En cuanto a mí, estoy convencido de su perfección.

Quien lee los libros que ha difundido

Verá en ellos palabras verdaderas, de las que todas guían...

 d – Elogios de los sabios de Egipto

En su libro La Propagación del Islām en el continente africano (ʾIntišār ul-islām fī al-qārat il-ʾĪfrīqiyya), el doctor Ḥassan Ibrāhīm, Rector de la Universidad Usyūṭ, dice en la página 44:

“Entre las cofradías sūfīs, la ṭarīqa Tiŷāniyya, es la que ha conocido la difusión más vertiginosa. Fue fundada por Abū-l-ʿAbbās Aḥmad ibn Muḥammad al-Mujtār ibn Sālim al-Tiŷānī (1737-1810 d.C.), que era originario del pueblo de ʿAynu Māḍī en Argelia. Luego efectuó varios viajes en países musulmanes, en regiones como las de Tlemcen, Meca, Medina, el Cairo, etc. Prosiguió su formación con maestros de estas ciudades. Finalmente fundó su propia cofradía sufí. En 1782 d.C. efectuó un retiro en el desierto (al-saḥra), y luego se instaló en Fez, en 1797. Allí pasó gran parte de su vida, organizando y difundiendo su Vía. Designó a sus Compañeros como sus “Amigos” (al-aḥbāb). Prohibió a sus Compañeros afiliarse a otras cofradías sufíes. Podemos recordar de ellos la práctica constante de letanías (ḏikr), de la lectura del Corán, de invocaciones, de oraciones sobre el Profeta () muy precisas, hechas en momentos también determinados”.

e – Conclusión

Hemos listado algunos de los brillantes elogios de los sabios de la religión musulmana, que además no eran miembros de la ṭarīqa Tiŷāniyya.

Y ciertamente la gente no carece de inteligencia a tal punto

Que señala el bien ahí donde no lo ve.

  1. Los discípulos Tiŷānī, eminencias entre los sabios

No nos extenderemos sobre el número y la calidad de los sabios de esta religión que, entre los ʿulamāʾ, han estado o están sometidos a la autoridad espiritual del Šayj Aḥmad al-Tiŷānī (t), y que han seguido su Vía, tanto ayer como hoy. Su número y su existencia en todas las regiones del mundo son suficientes para ilustrar el valor de esta Vía.

Contentémonos pues de citar algunos extractos del libro La auténtica Fe (al-īmān ul-saḥīḥ), del gran sabio, Qāḍī marroquí, Aḥmad Sukayriŷi (página 60), libro en el que ha defendido vigorosamente a su maestro Aḥmad al-Tiŷānī. 

1. Algunos sabios de Túnez

Si el Šayj Aḥmad al-Tiŷānī (t) hubiera tenido como único discípulo a Abū Isḥāq Ibrāhīm al-Riyāḥī (t), esto habría sido ampliamente suficiente para que la gente siguiera su camino. No es necesario presentar a Abū Isḥāq Ibrāhīm al-Riyāḥī, cuya estatura, ciencia y práctica son más visibles que un fuego encendido en la cima de una montaña. La familia de los Rayyāḥī forma parte de la antiguas familias tradicionales más nobles de la metrópolis tunecina, sede de la Jilāfa del Šayj Aḥmad al-Tiŷānī en esta región.

Entre las familias célebres por su mérito y su amor al Šayj Aḥmad al-Tiŷānī (t) en Túnez, podemos citar igualmente a los hijos benditos de al-Nayfar, familia arraigada en la ciencia; pero también a la familia de los hijos de Bayram, que es de gran nobleza.

2. Algunos sabios del Magrib y de Senegal

Citemos en particular a las familias de Kanūn, de ʿAlawiyyīn, de al-Mawlā ʿAbd al-Malik al-Ḍarīr, de al-Mawlā ʿAbd al-Salām ibn ʿUmar, de Bannānī (en la que encontramos al Šayj Aḥmad ibn Aḥmad Kallā Bannānī), de Qabāḥ, de Abi Halālī, de Saqāṯ (familia de santidad y de virtud), de Ŷasūs de Rabat (familia de lealtad y de justicia), y tantas otras familias que no podemos enumerar.

Todas estas familias han contribuido a la propagación de la ṭarīqa en todas las regiones. Entre ellas, podemos destacar a título de ejemplo la familia del Haŷŷ Malik Sy en Dakar (Senegal) y la familia del Haŷŷ ʿAbdal·lah Nyasse en Kaolak (Senegal).

Son algunas de las innumerables eminencias en el ámbito del conocimiento que Dios ha honorado haciéndolas afiliarse a la ṭarīqa Tiŷāniyya.

  1. La refutación de la Tiŷāniyya: una injusticia deliberada

El Qāḍī Aḥmad Sukayriŷi acaba con estas palabras las páginas 90-91 de su libro:

 “Cada una de estas personas está a la cabeza de una comunidad que Dios ha colmado. Quien pretende hacerlos pasar por extraviados se encamina hacia la perdición. ¿Acaso el Profeta Muḥammad () no ha dicho que su comunidad jamás se pondrá conjuntamente de acuerdo sobre lo falso? Intentar pues hacerlos salir de la religión musulmana por un simple diferencia de punto de vista sobre un problema preciso, no puede ser la actitud de un creyente”.

Uno no puede reprimir su risa cuando oye cierta gente criticar y cuestionar a estos prestigiosos maestros citando el versículo:

Hoy os he perfeccionado vuestra religión, he completado Mi gracia en vosotros y Me satisface que sea el Islām vuestra religión. (5:3)

Ellos declaran que estos maestros han tomado dioses en lugar de Al·lāh. Esto es una injusticia deliberada ya que estos Guías (que Dios esté satisfecho de ellos) ni han permitido lo que Dios ha prohibido, ni han prohibido lo que Dios ha permitido - ¡ y que Dios los preserve de ello! No han aportado tampoco nada extranjero a esta religión, más bien se han aferrado a la Cuerda de Al·lāh (3:103) y a la tradición del Profeta (). No han ordenado ni prohibido nada más que lo que Dios y Su Profeta () han ordenado y prohibido. Dios les ha dado discípulos de entre Sus esclavos, que siguen lo que pueden soportar de sus enseñanzas. Estos discípulos merecen pues recibir el calificativo coránico “al-ḏakirīna Al·laha kaṯīran” (aquellos que invocan mucho a Dios). Muchos de ellos se elevaron tanto, gracias a Dios, que se volvieron predicadores del bien.

  1. La contestación según la comprensión

La contestación del Šayj Aḥmad Tiŷānī (t) y de sus Compañeros es una marca de jactancia y de ignorancia. Al-Kansūsī cita del libro del Šayj al-Šacrānī Las Joyas y las Perlas (al-Ŷawāhiru wa al-durar) lo siguiente:

“He oído a mi maestro (Sayyid cAlī al-Jawwās) decir:

Los especialistas de la Ley (fuqahā), los discípulos sufíes, los sufíes gnósticos, los sufíes completos y los Polos: cada uno niega los grados que le son superiores porque ignora estos estados. El que sólo conoce el espíritu exterior de la Ley puede contestar el discípulo sufí. Éste contestará el sufí avanzado, que a su vez podrá sospechar del sufí gnóstico. Éste último no puede contestar a nadie, ya que ya ha atravesado todas las etapas”.

  1. El apego de los Tiŷānī al Corán y a la Sunna

Toda persona sincera sabe que el Šayj Aḥmad al-Tijānī (t) practicaba constantemente el ḏikr en las dos extremidades del día, y en el transcurso de la noche. Y aconsejaba a sus discípulos hacer lo mismo. Si todos los actos rituales de la Tiŷāniyya concurren a la remisión de los pecados, entonces la afirmación según la cual toda persona que sigue asiduamente esta vía ve sus pecados borrados, no es para nada sorprendente.

Este Šayj y sus Compañeros son de los que practican la purificación por el agua, que realizan exhaustivamente la oración, que recitan el Corán (de memoria y leyéndolo en el texto escrito), que dan limosna, que rezan, que hacen el peregrinaje, que hacen la guerra santa. Todas estas cosas, las recomienda intensamente el Šayj Aḥmad al-Tijānī (t), el que se ha extinguido en Dios, el Sabio, el  Piadoso, el Devoto, el que se ha totalmente consagrado a Dios.

  1. Los Tiŷāni entre los que invocan mucho a Dios

Esta respuesta del gnóstico, el jurisconsulto y la voz de la Vía, cAbdal·lah al-Kansūsī, hace callar toda crítica sobre este punto:

“…Estas gentes (de la ṭarīqa Tiŷāniyya), por Dios, pertenecen al mejor grado de esta comunidad islámica. ¡Alabado sea Dios! Son puros de toda mancha. ¿Y porqué no puede ser así, puesto que ayunan, rezan, e invocan a su Señor mañana y tarde, deseando Su Faz? Entre ellos, hay quien no come alimentos ni bebe durante el día, salvo los días de fiesta. Otros ignoran el sueño durante la noche. Otros no recitan entre el día y la noche menos de diez mil veces la ṣalāt ʿalā al-nabī (oración sobre el Profeta, ), utilizando Ṣalāt ul-Fātihi”.

  1. La Tiŷāniyya es una malāmatiyya

Al-Kansūsī continúa:

“No son ni pretenciosos, ni presuntuosos; no reclaman ningún trato especial en el seno de la comunidad. Cada uno se dedica a sus ocupaciones cotidianas (trabajo, compras, etc.). Sin embargo, algunos de entre ellos, se encuentran en la cima más alta de los estados místicos verdaderos, estados adquiridos y no obtenidos por predisposiciones particulares o naturales. No hay ninguna duda de que forman parte de las eminencias de la malāmatiyya, cuyo jefe de fila es Abū Bakr al-Ṣiddīq ul-Akbar (t)”.

  1. Las invocaciones de la Tiŷāniyya no son una innovación

Las letanías (al-awrād) de esta ṭarīqa son las del Profeta (). Los que las practican tienen la confirmación de su utilidad. Nada es más útil para un musulmán sino la constancia en la invocación de Dios y la predicación de la religión del Islām en actos y en palabras. En cuanto a nosotros, no declaramos infiel a ningún musulmán. Ya que declarar infiel a un musulmán que reza representa una posición insostenible. En cambio, si alguien la toma con nosotros injustamente y nos trata de infieles, estaremos en nuestro derecho de llamarle infiel. Esta postura se funda sobre el ḥadīth del Profeta () que dice: “Si alguien declara a una persona infiel, entonces el infiel será realmente él mismo”. 

En realidad, cuando un alumno se sienta delante de un maestro y le pide que le enseñe, y  que éste le aprende las invocaciones que debe decir en número preciso, después de cada oración canónica, por la mañana y la noche, después de las abluciones, en el momento de irse a dormir, después del witr, durante las circumambulaciones entorno a la Kaʿba (ṭawāf) por ejemplo, el alumno no realiza ninguna innovación en la religión, y el maestro tampoco.

  1. Las letanías de la Tiŷāniyya son muḥammadianas

El gran sabio Abū Bakr al-Daymānī al-Šingītī ha dicho:

¿Acaso es idolatría el hecho de que un servidor declare

Sinceramente que no hay más Dios que Dios,

Que solicite el arrepentimiento por el istigfar, y que espere

La remisión de las faltas que ha cometido?

¡O hombres! Si esto es idolatría, entonces sed idólatras,

Ya que ciertamente tendréis un final feliz y bendito.

Hasta en el caso de que fuera Satán quien hubiera recomendado estas invocaciones, su práctica no sería menos lícita, ya que según el ḥadīth: “Puede que el mentiroso te diga la verdad”. Entonces ¿qué podemos decir si han sido recomendadas por un santo de entre los Amigos de Dios, y si son las invocaciones del Profeta ()? Tolerándose mutualmente, la gente se ha afiliado al Šayj cAbd ul-Qādir al-Ŷilānī (t), o bien al Šayj Abū-l-Ḥassan al-Šāḏilī (t), o bien al Šayj Aḥmad al-Tiŷānī (t). Todo viene a ser lo mismo: las invocaciones son las del Profeta (), y se trata del recuerdo de Dios, y no del recuerdo de otro.

  1. Las letanías de la Tiŷāniyya provienen de la Sunna

Terminamos esta epístola recordando las invocaciones que llevan a la remisión de los pecados, con el fin de que se extravíe únicamente el que quiere extraviarse en toda conciencia, y que se salve el que quiere salvarse.

En su libro al-Ṭabaqāt ul-šāficiyyat il-kubrā, Tāŷ ul-Dīn il-Sabkī, dice:

“Según cAbdal·lah ibn Qatāda, citando a su padre, el Profeta () ha dicho: “El fuego no alcanzará quien atestigüe con convicción que no hay más Dios que Dios, y que Muḥammad es su mensajero”.

1 – El peso del tahlīl en la balanza

[Según un ḥadīth relatado por ʿAbdal·lah ibn ʿUmar (t), el Profeta ha dicho que en el Día del Juicio, Dios presentará al hombre innumerables e interminables registros que contienen todas sus malas acciones, entonces le dirá:]

-                     ¿Niegas acaso la más mínima cosa contenida en estos registros?

-                     No, Señor, responderá el servidor.

-                     ¿Tienes alguna excusa o alguna buena acción?, preguntará Dios.

-                     No, Señor.

-                     Posees buenas acciones aquí registradas, y no serás víctima de ningún perjuicio.

Se sacará una pequeña carta, en la que estará escrita la fórmula “Atestiguo que no hay más Dios que Dios y que Muḥammad es Su Servidor y Su Enviado” que había pronunciado el hombre. Éste dirá:

-                     ¡O Dios mío! ¿Qué representa este trozo de papel al lado de todos estos registros?

-                     Ningún agravio te alcanzará.

Se pondrán los registros sobre un plato de una balanza, y en el otro el trozo de papel. La balanza indicará el lado del trozo de papel.

2 – La recompensa del tahlīl es un favor de dios

Continuamos citando a Tāŷ ul-Dīn il-Sabkī:

“al-Layṯ ibn Sacīd tiene propósitos semejantes, lo que los autentifica. Por el hecho de que la balanza indica el lado del trozo de papel, se entiende que la doble šahāda borra estos pecados, y no se trata aquí de una innovación. Tampoco es de extrañar que por Su generosidad, Al·lāh, glorificado sea Su Nombre, haga de la doble šahāda una posibilidad de remitir los pecados pasados. Citaremos algunos ḥadīth que lo muestran. Y hasta puede que por las buenas acciones se obtenga la redención de un pecado que aún no se ha cometido.

¿Acaso no consideras los Combatientes de la gran batalla de Badr, y las palabras del Profeta ()? “Dios ha preguntado por los Compañeros de Badr, y ha dicho: Haced lo que querías, os he absuelto de todos vuestros pecados”.

Según Abū Hurayra (t), el Profeta () ha dicho: “Aquél que ayuna el mes de Ramadán, con fe y esperanza en la retribución divina, verá sus pecados pasados y futuros perdonados”. Y también: “Quien pasa la Noche del Destino (laylat ul-qadr) en vela, rezando, con fe y esperanza en la retribución divina, verá sus pecados pasados y futuros perdonados”.

En los dos Saḥīḥ de al-Bujārī y Muslim, se relata que el Profeta () ha dicho: “El que, durante la oración, pronuncia la fórmula “Amīn” al mismo tiempo que los Ángeles, verá sus pecados perdonados”.

Es igualmente bien conocido que la tradición profética afirma que el ayuno del día de la estación de ʿArafa (el noveno día del mes de Ḏu-l-Ḫiŷŷa) borra los pecados del año pasado y del año a venir, y que el ayuno del mes de ʿĀšūrā (el décimo del mes de Muḥarram) borra los pecados del año pasado. Del mismo modo, al que hace el gusl el viernes, se dirige hacia la mezquita, realiza algunas oraciones, escucha el sermón del Imām, y realiza la oración semanal del viernes, se le perdonan sus pecados de un viernes para otro, añadiéndole además a esto tres días. El ḥadīth afirma también que entrar en el Islām (la conversión) borra todos los pecados anteriores. El gran peregrinaje (haŷŷ) y el pequeño peregrinaje (ʿumra) borran cada uno los pecados, a condición, claro está, de que sean aceptados”.

3 – La šahāda es la mejor acción

En su libro Las invocaciones (Kitāb ul-duʿāʾ), al-Tabarānī relata que Abū Ḏarrin (t) ha dicho: “Dije: “¡O Profeta! Enséñame una práctica que me acerque del Paraíso y me aleje del Infierno”. Él () me respondió: “Cuando haces una mala acción, haz que la siga una buena obra, ya que se necesitarán diez veces la primera acción”. Yo le dije: “¡O Profeta! ¿Es una buena acción pronunciar la šahāda?”. Él respondió: Es la mejor de todas las buenas obras”.

El ḥadīth: “Borra tu mala acción haciéndola seguir por una buena obra” va en el mismo sentido. Sin embargo, sabemos que los pecadores serán necesariamente castigados, conformemente a los ḥadīth auténticos. Pero puede que esto sea el caso de ciertos individuos, con excepción de otros, y esto únicamente por la gracia y la generosidad de Dios.

Puede que por esta razón, este pobre hombre, tocado por el desconcierto y el envilecimiento, percatándose de la inmensidad de sus pecados al lado de la pequeña cantidad de sus buenas acciones, se ha aferrado a lo que podía aportar este favor: la remisión de todos sus pecados.

4 – Quien pronuncia la šahāda entra en el paraíso

Recordemos aquí el ḥadīth relatado por Abū Hurayra (t): “El Profeta () ha dicho a Abū al-Dardā: “Anuncia a los hombres que quienquiera que atestigüe que no hay más Dios que Dios y que Muḥammad es su Mensajero, entra en el Paraíso”.

5 – la šahāda expía los pecados

Abū Bakr al-Ṣiddīq (t) ha dicho: “Pedí al Profeta () que me diera una fórmula que expía los pecados, y me indicó la šahāda”.

6 – La šahāda borra los pecados

Ṯābit oyó de Anas (t) esto:

“Un hombre vino hacia el Profeta () y le dijo: “O Profeta, he cometido todo tipo de pecados, pequeños y grandes”. El Profeta () le respondió: “¿Has dicho que no hay más Dios que Dios y que Muḥammad es Su Enviado?”. Él respondió que sí. Entonces el Profeta () dijo: “Esto supera lo otro”.”.

7 – La šahāda es una escapatoria

Abū Bakr al-Ṣiddīq (t) ha dicho:

“Le dije al Profeta (): “¿Cómo escaparemos en nuestra situación actual?”. Él () respondió: “Quien declara que no hay Dios más que Al·lāh, sin asociados, et que yo soy Su Enviado, encontrará la salvación”.

8 – La šahāda purga el juramento

Ibn cAbbās (t) relata:

Dos hombres vinieron hacia el Profeta (). Uno pedía algo al otro. Cuando le pidieron una prueba, no pudo darla. El otro juró por Al·lāh fuera del cual no hay otro Dios, que no le debía nada. El Profeta (), sabiendo que éste mentía, le dijo: “Dale lo que te reclama, y expía tu (falso) juramento por Lā ilāha illā Al·lāh”.

9 – La šahāda es una inviolabilidad

10 – La šahāda es un tesoro

Ibn Ḥaŷīra oyó a Abī Ḏarrin relatar que el Profeta () dijo que el tesoro citado en el Corán, en la sura de la Caverna (18:82), es una plaqueta de oro sobre la que hay inscrito: No hay más Dios que Dios y Muḥammad es Su Enviado.

Me resulta sorprendente que alguien que cree en el destino pueda instalarse tranquilamente en este mundo, que alguien que ve como esta vida terrestre se burla de los que la persiguen pueda encontrar en ella su sosiego.

11 – La šahāda en la oreja de un pez

Yazīd ibn al-cAṭār ha dicho:

...En su oreja derecha (del pez) estaba escrito: Lā ilāha illā Al·lāh, y sobre el occipucio y la oreja izquierda: Muḥammadun Rasūlu Al·lāh. Estas inscripciones eran más claras que si estuvieran grabadas sobre la piedra. El pez era blanco y la escritura negra, hasta el punto de que podía pensarse que se trataba de tinta. Tiramos el pez al agua, y la gente dejó de pescar en este punto del mar hasta que nos fuimos.

12 – La šahāda expuesta en el paraíso

Según Anas ibn Mālik (t), el Profeta () ha dicho:

La primera: Lā ilāha illā Al·lāh.

La segunda: Hemos encontrado lo que habíamos ahorrado para la vida futura, hemos beneficiado de lo que hemos comido, hemos perdido lo que hemos descuidado.

La tercera: Una comunidad pecadora, un Señor que vuelve (hacia las criaturas).

  1. Conclusión

Que Dios nos inspire la sensatez y la rectitud, y que nos dirija hacia lo que conviene.

¿Aceptáis ridiculizarnos y que nosotros os honoremos?

¿O que os protejamos cuando vosotros nos injuriáis?

El mejor dicho es aquél que, siendo breve, también guía. Es Dios El que guía hacia el camino recto. Él dice la Verdad y dirige sobre el buen camino.

[El autor acaba su texto con dos poemas sobre la ṭarīqa Tīŷāniyya de Sayyidī Maḥanda Bāba al-Daymānī y de Muḥammad Bello ibn Šayj cUthmām Dan Fodyo, Amīr ul-muʾminīn. Un último poema de elogios concluye todo el libro].

[1] Es decir, una autoridad religiosa unánimemente reconocida.

[2] Nominación de un discípulo al grado de maestro dándole así la autoridad para transmitir y representar la ṭarīqa.

[3] Un ḥizb es aproximadamente una sesentava parte del Corán.

[4] Se trata del propagador de la ṭarīqa Tiŷāniyya en Mauritania, y luego en África subsahariana. Conoció personalmente al Šayj Aḥmad al-Tiŷānī (t) en Fez.

[5] Tradición del Noble Profeta (r).