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Libro J: Ŷihad

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Introducción del Traductor

Libro A: Prefacio del Autor

Libro B: Credo

Libro C: Purificaciones

Libro D: Oración

Libro E: Funerales

Libro F: Ayuno

Libro G: Zakat

Libro H: Peregrinación

Libro I: Alimentación

Libro J: Yihad

Libro K: Juramentos y Votos

Libro L: Matrimonio y Divorcio

Libro M: Derecho Mercantil

Libro N: Manumisión

Libro Ñ: Patrimonio

Libro O: Derecho Penal

Libro P: Derecho Procesal

Libro Q: Derecho de Sucesiones

Libro R: Miscelánea

Libro S: Postfacio

ANEXO I

ANEXO II

ANEXO III


j CAPÍTULO SOBRE DEL ŶIHĀD[1]

[Su obligatoriedad]

1. El ŷihād es una obligación. Su práctica por unos dispensa a los demás de ello[2].

2. Nosotros[3] preferimos[4] que no se libre batalla contra el enemigo hasta que no se le invite al Dīn[5] de Al·lāh[6], a no ser que se adelante en atacarnos.

3. Entonces, que se hagan musulmanes o que paguen la ŷizia[7], si no se les hará la guerra.

4. Se aceptará de ellos la ŷizia si se encuentran en un territorio que caiga bajo nuestra jurisdicción[8].

5. Si están lejos de nuestra jurisdicción, no se aceptará de ellos la ŷizia a no ser que emigren a nuestro territorio. Si no lo hacen, se les atacará.

6. El huir ante el enemigo es una transgresión mayor cuando su número es el doble de los musulmanes o menos[9].

7. Si son más del doble, no hay inconveniente en huir[10].

8. Se luchará contra el enemigo bajo las órdenes de un gobernante correcto o transgresor[11].

9. No hay inconveniente en ejecutar a los prisioneros infieles[12].

10. No se ejecutará a nadie tras haberle concedido un salvoconducto[13].

11. Los tratados que se pacten con el enemigo no podrán ser violados[14].

12. No se ejecutará a mujeres y ni a niños.

13. Se evitará matar a monjes y sacerdotes[15], a no ser que éstos tomen parte en la lucha[16].

14. Igualmente, la mujer que tome parte en la lucha podrá ser ejecutada[17].

15. El salvoconducto concedido por el más humilde[18] de los musulmanes es vinculante para el resto de los mismos[19].

16. Igualmente ocurre con el salvoconducto concedido por una mujer o un niño, si es consciente de lo que ello significa[20].

17. Según otra opinión, dichos salvoconductos[21] están sujetos a la aprobación del Imām.

[El botín]

18. Que el Emir[22] tome un quinto[23] del botín que obtengan los musulmanes fruto de la batalla[24], y que se repartan los cuatro quintos restantes entre los miembros del ejército[25].

19. Es preferible realizar dicho reparto en territorio enemigo (dār al-ḥarb)[26].

20. El botín obtenido por incursiones de la caballería y demás unidades montadas y en las refriegas se divide en quintos y se reparte.

21. Para los que lo necesiten, no hay inconveniente en tomar alimentos y forraje que formen parte del botín antes de que éste se reparta[27].

[Reparto del botín]

22. Se repartirá el botín entre quienes hubiesen participado en la batalla[28], o quien – sin haber participado en la batalla – hubiese estado ocupado en interés del ŷihād de los musulmanes[29].

23. El combatiente enfermo[30] y el caballo despeado[31] tendrán su parte del botín.

24. Se darán dos partes al caballo[32] y una al jinete.

25. No habrá botín para los esclavos, las mujeres y los menores[33]; a no ser que el menor impúber esté capacitado para participar en la batalla, el Imām se lo permita y de hecho luche. En cuyo caso, tendrá su parte del botín.

26. El sirviente asalariado no recibirá parte del botín a no ser que él mismo luche[34].

27. El enemigo que se haga musulmán y en cuyo poder obren propiedades pertenecientes a musulmanes podrá quedarse con las mismas[35].

28. Si alguien compra alguna de dichas propiedades[36] obrantes en manos del enemigo, el dueño originario no podrá adquirirlas más que pagando su precio.

29. Si dichas propiedades son repartidas como botín, el propietario original tendrá derecho a recuperarlas si paga su precio.

30. Si dichas propiedades no son repartidas como botín, el propietario original tendrá derecho a recuperarlas sin pagar precio alguno[37].

31. Nadie podrá recibir botín suplementario[38] alguno si no es del quinto del Imām y a discreción de éste último[39].

32. La otorgación de botines suplementarios no deberá realizarse antes del reparto proporcional del botín[40].

33. Lo despojado a los soldados enemigos caídos en batalla constituye botín suplementario[41].

[Rábidas o ribāts]

34. Servir en un ribāt[42] es un acto de gran mérito[43]. Mérito que depende del peligro al que estén expuestos los habitantes de un determinado ribāt y a lo precavidos que tengan que estar ante el enemigo.

[Permiso para participar en la batalla]

35. No se acudirá a luchar si no es con permiso de los padres[44].

36. A no ser que el enemigo ataque por sorpresa una ciudad, lo que les obligará a defenderse[45]. En dichas circunstancias, no se pedirá permiso a los padres[46].


[1] Su definición es el combate de musulmanes contra kuffār con quienes no existe tratado alguno con miras a que la palabra de Allāh (el Islam) impere. Estar presente en el combate o entrar en tierras de kufr aunque no se llegue físicamente a combatir también se considera ŷihād.

Los elementos obligatorios del ŷihād son los siguientes:

- obediencia al Emir cuando llame a filas,

- no tocar el botín hasta que éste sea repartido,

- respetar la salvaguardia concedida a un kāfir,

- no huir ante el enemigo cuando éste supere en número a los musulmanes en dos a uno o menos.

El ŷihād es de cuatro tipos:

- Ŷihād con el corazón: consistente en el ŷihād que cada creyente emprende contra el Šaitān y su ego (nafs) para evitar que sus apetitos le hagan caer en lo prohibido.

- Ŷihād con la lengua: consistente en el ŷihād que la gente de conocimiento emprende ordenando lo obligatorio y denunciando lo prohibido.

- Ŷihād con la mano: consistente en el ŷihād que la gente de autoridad emprende aplicando justicia y castigando las injusticias y el crimen.

- Ŷihād con la espada: consistente en el ŷihād que los combatientes emprenden contra las fuerzas del kufr.

Siempre que no se especifique, se sobreentenderá por “ŷihād” el que se realiza con la espada.

[2] Se trata de una obligación de carácter comunitario (farḍ kifāya) que ha de realizarse un vez al año. El ŷihād se llevará a cabo en la zona donde el enemigo presenta más peligro. El ŷihād se convierte en una obligación de carácter (farḍ cain) personal cuando el enemigo ataca por sorpresa un enclave musulmán, siendo obligatorio combatir para las mujeres, ancianos y niños.

[3] Los mālikíes.

[4] La opinión que prevalece es que se trata de algo obligatorio.

[5] Modo de vida o transacción vital.

[6] Se invitará a aceptar la doble profesión de fe (aš-šahādatān) a los que no la aceptan; y a que aceptar la totalidad del mensaje del Islam a los que aceptan la doble profesión de fe, pero no aceptan la totalidad del mensaje. Se les invitará durante tres días consecutivos.

[7] Se trata del impuesto que paga el cristiano o judío por vivir sano y salvo en territorio musulmán.

[8] Esta condición se aplica a los que se les impone la ŷizia coercitivamente. Los que hayan firmado un tratado de no agresión con los musulmanes pagarán su ŷizia aunque se encuentren en un territorio en el que no llegue nuestra jurisdicción.

[9] La opinión más difundida es que lo que cuenta es el número de combatientes. Aunque Ibn al-Māŷišūn dice que si los musulmanes son menos de la mitad de los infieles, pero están mejor entrenados y armados, entonces no les está permitido huir. La prohibición de huir ante el enemigo no incluye el batirse en retirada para hacerles caer en una trampa, ni replegarse para reforzar las tropas que se hallan en retaguardia. La prohibición de huir está también condicionada a que los musulmanes tengan suficiente armamento, que sus filas no se hallen divididas y que el enemigo tenga aprovisionamiento mientras que los musulmanes carezcan de ello.

[10] A no ser – según Jalīl – que los musulmanes lleguen a un número de doce mil combatientes,

entonces no les estará permitido huir del frente de batalla aunque los infieles sean más del doble.

[11] Ya que si se abandona el ŷihād, los musulmanes acabarán siendo humillados por los kuffār.

[12] Si en ello hay un beneficio. El comandante de las tropas musulmanas puede elegir hacer lo siguiente con los prisioneros adultos varones:

- ejecutarles,

- esclavizarles,

- imponerles la ŷizia,

- pedir rescate por ellos,

- liberarles.

En cuanto a las mujeres, ancianos y niños sólo puede elegir entre:

- esclavizarles,

- pedir rescate por ellos,

- liberarles.

[13] Ya haya sido entregada la salvaguardia por el Emir de los musulmanes o por cualquier otro musulmán.

[14] La diferencia entre el salvoconducto (amān) y el tratado (cahd) es que el primero sólo incluye garantía de que no se va a ser ejecutado, mientras que el segundo puede incluir más cláusulas.

[15] No porque sean mejor por ser más religiosos, sino por estar apartados de los asuntos mundanos y parecerse en ello a las mujeres. De hecho, son peores que el resto de sus correligionarios por estar más enraizados en su infidelidad.

[16] Ya sea combatiendo directamente, planeando estrategias, aconsejando militarmente, espiando, etc.

[17] Igualmente el menor.

[18] Aquí se refiere a aquel que si no está presente, no se le espera; y si está presente, no se le consulta.

[19] Siempre que la salvaguardia sea entregada a una o pocas personas, no a todos los habitantes de una ciudad o una región. Este último tipo de salvaguardia sólo la puede entregar el Emir. Tampoco se puede entregar una salvaguardia a un enemigo perjudicial para los musulmanes, tal y como un espía, etc.

[20] Esto es: si entiende que está prohibido traicionar un salvoconducto y que ello implica un castigo; y que respetar un salvoconducto es obligatorio y que ello implica una recompensa.

[21] La de la mujer, el niño y el esclavo.

[22] En el texto pone “Imām”; pero, para evitar confusiones, preferimos traducirlo por “Emir”, ya que la acepción de “Imām” que aquí se utiliza es la de autoridad. Otro sinónimo que se puede también usar es el de “Sultán”.

[23] Podrá depositarlo en el Tesoro Público (bait al-māl), emplearlo en beneficio de los musulmanes, tal como adquirir armamento, entregarlo total o parcialmente a los descendientes del profeta – la paz sea con él –, etc.

[24] Igualmente si se presenta el ejército musulmán ante una población enemiga y huyen los habitantes. Sin embargo, si huyen antes de que se presente el ejército musulmán, se considera fai’ o botín de guerra conseguido sin esfuerzo, el cual irá a parar al Tesoro Público para ser empleado en beneficio de los musulmanes.

[25] Siempre que no se trate de tierras. La tierra, si es de cultivo, se convertirá en un waqf o habús cuya renta (jarāŷ) se empleará en beneficio de los musulmanes. En cuanto a la tierra que no es de cultivo, será propiedad de quien la convierta en provechosa. Según Mālik, La Meca y Egipto fueron conquistadas por la fuerza, por lo que sus tierras cultivables son todas awqāf (plural de waqf).

[26] A fin de apesadumbrar con ello al enemigo.

[27] Sin necesitar permiso del Emir para ello.

[28] Se refiere a participar de hecho.

[29] Como los que reconocen el terreno, los espías, los encargados de comunicaciones, etc. El que se extravíe en territorio enemigo también recibirá su parte del botín.

[30] Si cae enfermo durante la batalla; no si cae antes.

[31] Se refiere al caballo que sufre una afección en los cascos; aunque la regla se aplica para cualquier otra afección o enfermedad.

[32] La mula, el burro o el camello no reciben parte alguna del botín.

[33] Por lo tanto, para recibir parte del botín hay que ser libre, varón y adulto.

[34] Tampoco recibirá parte del botín el ḏimmī que luche en las filas de los musulmanes por no cumplir la condición de ser musulmán.

[35] A excepción de dos cosas:

- los musulmanes libres que tuviese como esclavos,

- los habuses que obrasen en su propiedad.

Se les expropiaría de ambas sin compensación alguna. Los musulmanes libres, porque no son considerados propiedad; y los habuses porque el hecho de que los infieles se apropien de ellos no les hace perder su calidad de habús.

[36] Pertenecientes a musulmanes o ḏimmíes.

[37] Una vez jure legalmente que dicha propiedad sigue siendo suya y que nunca la ha enajenado de forma legal alguna.

[38] En árabe nafl pl. anfāl.

[39] Como pago a su valentía o para animarle a participar más en el ŷihād.

[40] Y ello para que no se hagan promesas de botín suplementario que afecten la intención con la que se lucha.

[41] Este botín suplementario puede ser otorgado por el Emir, siempre que constituya lo que normalmente porta consigo el soldado. Si el soldado porta consigo joyas y dinero, ello no entra en la categoría de “efectos despojados al soldado enemigo caído en batalla”.

[42] Fortaleza situada en un puesto fronterizo. Los habitantes de dichos ribāts se acuartelan para la protección de los habitantes musulmanes y no musulmanes del territorio musulmán.

[43] Y ello ya que proteger la vida de los musulmanes es mejor que derramar la sangre de los infieles.

[44] Si son musulmanes. Se precisa el permiso de ambos. Si discrepan, no se acudirá a luchar.

[45] Asimismo, los musulmanes situados geográficamente más cerca de ellos estarán obligados a ayudarles en la defensa de su ciudad.

[46] La obediencia debida a los padres incumbe sólo a lo que no es una obligación individual.

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